Leonard Cohen siempre supo que el no podía hacerlo solo y
tuvo mucho ojo al escoger a sus compañeros de conciertos y a sus productores.
Su tosca voz de bestia sensible o de rabino desengañado armoniza con la
elegancia y maestría de todos los músicos que le han acompañado alguna vez. En
su última gira subió al escenario arropado con por dos angelicales voces,
hermanas, educadas en el más puro y espiritual folk y cuando tocaba interpretar
su canción favorita, ese salmo místico llamado If it be your will, Leonard se bajaba del escenario para escuchar
la interpretación de las hermanas Webb. La verdad, mucho no sé de ellas, pero
su capacidad técnica, y su mezcla de folk y ensoñaciones oníricas hace que uno recuerde
avergonzado a “Ella baila sola” y a la mitad del pop español. No sé. Quizás
exagero.
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