No es adivino, pero sus predicciones para los últimos años se han cumplido. Para el fundador y director del MIT Media Lab y Think Tank, Nicholas Negroponte, dentro de unos cinco o diez años habrá más objetos conectados a Internet que personas. “Especialmente”, explica, “los más comunes en los hogares: los juguetes y los electrodomésticos. Las lavadoras, conectadas a Internet nos las regalará el fabricante, que nos cobrará por cada lavado y por la actualización de los programas informáticos que hacen funcionar al electrodoméstico”.
El análisis de todos los gurús de las autopistas de información se centra en la necesidad de subirse al tren del progreso, aunque parece que a nadie le preocupa dónde termina este viaje o si al final nos llevará a un lugar mejor. Es decir, ¿tenemos un objetivo inspirador y real para el que investigamos o dejamos que sea el mercado y el marketing quiénes decidan qué tecnología se desarrolla y cómo será el mundo del futuro más cercano?. Ante esta disyuntiva parece que la única preocupación es que nadie se quede retrasado y vayamos todos juntos hacia un lugar que nadie conoce.
Aunque aún piensa que la figura del periodista será fundamental en este proceso de cambio: “El periodista se fortalecerá y tendrá un papel mayor, que será el de clasificar y canalizar todos los contenidos que los usuarios vierten en Internet. No vale todo y es el periodista quien tiene que valorar la información útil”.
"En Europa", analiza Negroponte, "rige una mentalidad muy conservadora. Se ha impuesto la idea de no correr riesgos y de disfrutar un trabajo fijo para toda la vida; prima el valor de la seguridad. A todo esto, hay que añadir el miedo al fracaso que estigmatiza al joven que no logra sacar adelante un nuevo proyecto. Si en Europa una nueva empresa en Internet se tarda en ponerla en marcha seis meses, en Estados Unidos se hace en dos días y si el negocio no funciona, no pasa nada. Lo peor que te puede suceder si fracasas en un proyecto ambicioso y arriesgado es que hayas aprendido algo nuevo. En Estados Unidos, el entorno invita a asumir estos riesgos. Se valora mucho socialmente al que asume grandes riesgos y triunfa. Uno de los aspectos más importantes de la nueva economía es que hay que escuchar a los jóvenes y valorar sus iniciativas".
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