miércoles, 9 de marzo de 2011

“Dentro de unos diez años habrá más objetos conectados a Internet que personas”. Nicholas Negroponte.



No es adivino, pero sus predicciones para los últimos años se han cumplido. Para el fundador y director del MIT Media LabThink Tank, Nicholas Negroponte, dentro de unos cinco o diez años habrá más objetos conectados a Internet que personas. “Especialmente”, explica, “los más comunes en los hogares: los juguetes y los electrodomésticos. Las lavadoras, conectadas a Internet nos las regalará el fabricante, que nos cobrará por cada lavado y por la actualización de los programas informáticos que hacen funcionar al electrodoméstico”.



A las puertas de una era en la que la vida estará controlada desde microprocesadores conectados entre sí, que dará pie a todo tipo de industrias todavía hoy imaginables, “la diferencia no será tanto entre ricos y pobres, sino entre los que tienen acceso a Internet y los que no”. Para el gurú de las tecnologías  la solución, aparentemente sencilla, pasa por proveer de acceso a la Red a quienes no cuentan con él. Sin embargo, también hay circunstancias que ennegrecen el futuro de Internet en los países en vías de desarrollo. “En África, la corrupción de los gobiernos y la pobreza actúan en contra del desarrollo, y también de la implantación de Internet. Mientras en los países del norte de Europa hay un teléfono por persona, en África sólo hay uno por cada 50 individuos. Esta escasez de equipamientos e infraestructuras de comunicación juega en su contra, pero la situación sociopolítica de ese continente es su principal lastre para el desarrollo”.


Negroponte es el impulsor del proyectoUn ordenador para cada niño”, que pretende producir portátiles de bajo coste -con un precio de 100 dólares- para disminuir la brecha digital en los países menos desarrollados y desarrollar el uso de la informática e Internet en países poco desarrollados. “Sudamérica, África o Asia no sólo nos van a equiparar, sino que seguramente nos superarán ya que muchas comunidades de países subdesarrollados han tenido acceso antes a ordenadores que a libros de papel”.

El análisis de todos los gurús de las autopistas de información se centra en la necesidad de subirse al tren del progreso, aunque parece que a nadie le preocupa dónde termina este viaje o si al final nos llevará a un lugar mejor. Es decir, ¿tenemos un objetivo inspirador y real para el que investigamos o dejamos que sea el mercado y el marketing quiénes decidan qué tecnología se desarrolla y cómo será el mundo del futuro más cercano?. Ante esta disyuntiva parece que la única preocupación es que nadie se quede retrasado y vayamos todos juntos hacia un lugar que nadie conoce.


En relación con los medios de comunicación Negroponte bromea: “Los periódicos ya no existen... para mí”, asegura. “En poco tiempo, para 2015, la prensa escrita no existirá y todos nos acostumbraremos a informarnos a través de la Red e incluso dejaremos de lado la televisión. A una minoría le costará adaptarse pero se darán cuenta de que si no lo hacen, se quedarán fuera de la sociedad. Estoy seguro de que una madre e incluso una abuela, si las enseñas, estarán encantadas de usar un iPad”.





Aunque aún piensa que la figura del periodista será fundamental en este proceso de cambio: “El periodista se fortalecerá y tendrá un papel mayor, que será el de clasificar y canalizar todos los contenidos que los usuarios vierten en Internet. No vale todo y es el periodista quien tiene que valorar la información útil”.

"En Europa", analiza Negroponte, "rige una mentalidad muy conservadora. Se ha impuesto la idea de no correr riesgos y de disfrutar un trabajo fijo para toda la vida; prima el valor de la seguridad. A todo esto, hay que añadir el miedo al fracaso que estigmatiza al joven que no logra sacar adelante un nuevo proyecto. Si en Europa una nueva empresa en Internet se tarda en ponerla en marcha seis meses, en Estados Unidos se hace en dos días y si el negocio no funciona, no pasa nada. Lo peor que te puede suceder si fracasas en un proyecto ambicioso y arriesgado es que hayas aprendido algo nuevo. En Estados Unidos, el entorno invita a asumir estos riesgos. Se valora mucho socialmente al que asume grandes riesgos y triunfa. Uno de los aspectos más importantes de la nueva economía es que hay que escuchar a los jóvenes y valorar sus iniciativas".

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