miércoles, 16 de febrero de 2011

La prensa y los jóvenes. Un sector en crisis.

Es un hecho: la desconexión entre la prensa y los jóvenes aumenta por momentos. Repasando las cabeceras españolas a veces  no está muy claro para quién, o incluso para qué, se escriben los periódicos.  La televisión y la radio, con mucha más visión comercial, parece que lo tienen un poco más claro: los intereses y las necesidades del público están cambiando a un ritmo extremadamente rápido. Mientras, los dueños de los periódicos se tiran de los pelos y se quejan de que las nuevas generaciones no leen y ya no tienen interés por nada. Pero parecen olvidar algo importante, si alguien puede salvar la prensa escrita (en papel) sólo son los veinteañeros de hoy, cada día un poco más adultos. Mal futuro se prevé para los periódicos actuales si se limitan a culpar a factores externos, Internet y gratuidad, de sus problemas actuales y sobre todo de lo que se les viene encima.



Quien fuera director de El periódico de Cataluña, Antonio Franco, lo avisó: “luchen por la prensa escrita”, pidió. “Exíjanle cambios para que tenga mas calidad, para que sea más valiente en defensa de la verdad y para que resulte mas amena, pero créanme”, añadió, “con todos sus defectos, la necesitamos como foco cualitativo de información, como divulgadora de criterios y como contra peso de los poderes”. Y a pesar de que en las redacciones de todo el mundo existen ganas de hacer las cosas de otra manera, el periodista es un simple trabajador que recibe órdenes de "arriba" y la maquinaria informativa es tan grande, que resulta imposible pararla y replantearse, de nuevo, para qué sirven los periódicos y por qué a la gente les gustaba leerlos.

Quizás las nuevas generaciones sean más "incultas" y tengan menos capacidad de análisis, lleguen a la universidad sin saber leer y escribir y todo lo que se suele decir, pero ellos también opinan y la sensación generalizada es que los periódicos sólo son voceros de las campañas electorales. Lo que parece claro es que la solución no pasa por ignorar a los lectores, a los futuros lectores.

La gran amenaza, según los gigantes del periodismo es la gratuidad y el crecimiento de los medios digitales y para contrarrestarlo las medidas efectuadas son recortes en las redacciones y colecciones de abanicos, sartenes y pareos para ir a la playa.



Si el objetivo es el acceso a la información, los ciudadanos tienen muchas herramientas a su disposición. Esto lo sabe todo el mundo. Por eso los periódicos deberían empezar a pensar “qué mas” pueden ofrecer. Mejor dicho, deberían de empezar a preguntar a los ciudadanos “qué más” pueden ofrecerles. La soberbia y el aferrarse a modelos obsoletos ya no funciona.

Y sí, la credibilidad no es su único problema, pero los motivos de la crisis no pueden convertirse en excusas para no hacer nada.

Como explicó Juan Varela, en su artículo El fin de la era de la prensa, publicado en el número 8 de Cuadernos de periodista, los motivos de la recesión en el sector son muchos:

Descenso de la difusión. Caída de la publicidad. Perdida de fidelidad del lector. Internet. Fragmentación de la audiencia. Menos inversión en información. Escasa información propia y mucha información común. Financiación y elección a través de promociones y el lento desarrollo de Internet...



Y la crisis de la prensa se puede analizar de muchas maneras:

Crisis de mediación: los ciudadanos recelan de las instituciones y sus representantes. El periodista lleva tiempo más identificado con los poderes que con lso lectores.

Crisis de credibilidad: el público no cree en los mensajes de los medios. Los errores, la falta de profundidad, la escasez de recursos para producir información de calidad, se han vuelto contra el periodismo y los periodistas. El publico es descreído y desconfiado.

Crisis de objetividad: Cuestionada por todos, la verdad del periodismo ya no se acepta. 

Lo cierto es que los veinteañeros de hoy serán los lectores del futuro, y si la prensa debe satisfacer las necesidades de sus lectores, mucho me temo que deberán cambiar, no los jóvenes, los periódicos. En plena crisis de modelo que suponen unos cambios de tanta calidad sorprende la inmobilidad de los grandes dinosaurios.






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