domingo, 25 de agosto de 2013

Bill Fay. From The Bottom Of An Old Grandfather Clock.



Otra "gloria que nunca lo fue" recuperada. A diferencia de Sixto Rodriguez, algo más retorcido y excéntrico, por lo que tampoco llegó a mucha gente su "revalorización mediática" de hace un año más o menos.  

Hace poco el cantante de Wilco dijo que su mayor influenciaera el desconocido Bill Fay. Un tipo que grabó dos discos en 1970 en Inglaterra. No vendió nada, le echaron de la discográfica y decidió buscar trabajos normales para sobrevivir, como hace todo el mundo. Cuarenta añosdespués, los focos vuelven a alumbrarle como a una leyenda viva que nunca ha sido leyenda: ha vuelto a componer y grabar discos, ¡y no están nada mal! Pero a mí lo que más me gusta de Bill fay es el disco que nos traemos entre manos, una colección de maquetas y grabaciones caseras de su primera etapa. Una delicia. canciones sin terminar, bocetos, sonido low-fi y sobre todo una capacidad inaudita para hacer melodías terribles y trágicas y algo que una vez alabaron de la música de los Beatles: la expectación y la atracción ante un mundo que no comprendemos. Ante lo que no comprendemos y quisiéramos comprender y al mismo tiempo no nos atrevemos.  

De Bill Fay voy a poner más ejemplos de lo acostumbrado, porque hace tiempo que unas canciones sencillas no me perturban tanto. Y no sé si perturbar es aquí algo bueno o malo.  


Doris comes today. Una extraña melodía para hablar sobre su profesora de música.


Parasite Child. No sé de lo que habla en realidad, pero es realmente conmovedora. 


Brighton Beach. Exactamente es esta la música que suena cuando alguien pasea solo por la playa. 



Be not so fearful. Una bonita canción de reconciliación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario