Un día me puse un disco de Durruti Column que no había escuchado y empecé a ordenar mi cuarto, entonces sonó la canción y casi me caigo al suelo de espaldas. Me quedé paralizado y no sé si se me empañaron los ojos.
Si hubiera escuchado por primera vez la versión de la Columna Durruti, no sé si me hubiera emocionado tanto. Lo cierto, es que cuando la vi en la película, aguantando la respiración, pensé que a Vini Reilly le debería de gustar. Seguro, como si le conociera. Me alegra pensar que alguien que admiro se emociona con lo mismo que yo.
Pero escuchaba la canción una y otra vez, pensando en como sería la música original, qué acordes pasaban por la cabeza de Rebekah del Rio: NO HAY BANDA. Y prestaba antención a los arreglos de Durruti Column y pensaba, cómo ha conseguido encontrar esos acordes que no tienen que ver con nada pero que encajan en la canción de una manera tan absoluta. Supongo que no importa la armonía si la emoción de lo que se toca y se canta es la misma.
Luego, descubrí el secreto de llorando, que no es ningún secreto precisamente, solo es una versión mal traducida de una canción de Roy Orbison, del que nunca he sido muy seguidor. El otro día pusieron la version del gafapasta-peluca-rockero en un bar. Y sobre su canción escuchaba la letra de Rebecah del Río: yo estuve bien por un tiempo, volviendo a sonreir, luego anoche te vi, tu mano... Y casi me caigo de espaldas.
Seguramente si no hubiera visto Mulholland drive, no se me hubiera puesto el pelo de punta escuchando a roy orbison en un bar delante de un colega y una cerveza. A lo que voy, David Linch me ha enseñado a ver la canción de otra manera, de uan manera que resulta espeluznante.
Este post iba a tratar sobre Rebekah del Río, la llorona de los Ángeles, hay poca información sobre ella y es una cantante expectacular.
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